Entre mis manos brotaban, crecían, y se alimentaban, dos semillas. Una era tuya y la otra mía. Bajo los cielos claros, pintamos un "nosotros" Con fe y alegría. Al lado de la bahía. Al lado del mar de tus ojos, y junto a mis yermos. Formamos un mundo completo, uno neto, uno discreto, para nosotros un secreto. Y fue entonces cuando la flor azul creció; no era tuya, no era mía, sino nuestra. Perdurará en silencio, más allá del tiempo, como testigo de este amor que germinó en nosotros.
-Nath
Menú